El primer intento

La expansión de las fronteras del Imperio Otomano en el Cáucaso se inició a partir del siglo XVI. En su camino a las orillas del Mar Caspio, los ejércitos turcos se enfrentaron con la fuerte resistencia de los armenios de Artsaj, y en muchas ocasiones sufrieron derrotas como resultado de la acción organizada de los karabaghíes. En 1725 el Sultán Ahmet III (1703 - 1730) emitió una fatwa especial para exterminar a los armenios por su exitosa resistencia contra los otomanos y ordenó se los matara a todos por traer a los rusos al Cáucaso y bloquear el acceso de los turcos otomanos hacia Bakú.

La confesión del general turco Saleh Pashá, quien fuera capturado por los armenios de Karabagh, confirmó que el Sultán tuvo como objetivo la total aniquilación de los armenios locales. Dijo Saleh: "El sultán ordenó el exterminio de los armenios y los persas, ya que las tropas del zar de Rusia ocuparon esa orilla del Mar Caspio, con lo que tenemos que atacar. Debemos eliminar a los armenios, que son como una cuña entre nosotros. Debemos destruir cualquier obstáculo existente en nuestro camino y abrir el mismo. Si no fuera por ustedes (los armenios), ya hubiéramos podido alcanzar Derbend y Bakú que nos pertenecen desde tiempos muy antiguos". (1)

En este documento del siglo XVIII, observamos cómo se aproximó Turquía hacia la cuestión de los "armenios no obedientes", que como se dijo, eran como una cuña entre Estambul y el Oriente turco. Después de perder miles de soldados y pashás, el Sultán y sus aliados los intentos de anexión de Karabagh y el afincamiento de las tropas otomanas en ese territorio fallaron, Así, el primer intento del régimen otomano para cometer un genocidio contra los armenios de Karabagh no tuvo éxito, pero este fue sólo el comienzo.


El segundo intento

El segundo intento de destruir a la población armenia de Karabagh tuvo lugar después que los ejércitos otomanos invadieran el Cáucaso durante la Primera Guerra Mundial y crearan un estado artificial al que denominaron Azerbaidján, utilizando el nombre de una provincia del norte de Irán, con el firme propósito de anexarla a la recién instaurada República de Azerbaidján. Pero este no es el único ejemplo de la ingeniería de construcción del Estado turco. La proclamación de la "República Araz" y la "República Democrática del Sureste del Cáucaso" tras la creación de Azerbaidján son muestras evidentes del intento expansionista turco. (El ejemplo moderno de esta política es la creación de la República Turca del Norte de Chipre tras la invasión de Chipre en 1974).

La campaña caucásica del ejército otomano culminó en la captura de Bakú y la ejecución de horribles masacres contra la población armenia de esa ciudad en septiembre de 1918. Después de tomar Bakú, las fuerzas otomanas se pusieron en marcha para iniciar una nueva campaña militar, en este caso el eliminación de la resistencia armenia de Karabagh.

El ministro de guerra otomano Enver Pashá, quien fue uno de los arquitectos del Genocidio Armenio de 1915, ordenó a su primo Niri Pashá, comandante de las fuerzas turcas en Azerbaidján, "limpiar Azerbaidján de armenios y rusos, con el fin de garantizar la continuidad territorial turca". (2)

Una semana después de esta orden, Turquía debió admitir su capitulación en la Primera Guerra Mundial. Las fuerzas otomanas sufrieron su última derrota en la Primera Guerra Mundial en Karabagh, cuando un destacamento de su ejército, que estaba en camino para invadir las aldeas del sur de Artsaj, fue emboscado por los aldeanos armenios que capturaron unos cuatrocientos soldados otomanos.

El fin de la Primera Guerra Mundial y la retirada turca se convirtieron en el segundo intento fallido de genocidio en Karabagh. Por supuesto, más tarde, como resultado de la entente bolchevique y kemalista, Karabagh fue anexada a la soviética Azerbaidján en 1921.


El tercer intento

No voy a afirmar que el tercer intento fue consecuencia directa de la política de exterminio de los armenios de Artsaj, pero el vigoroso apoyo de Turquía a Azerbaidján en sus intentos de deportación de armenios y los consiguientes crímenes contra la humanidad, nos permiten afirmar que Ankara participó directamente en este nuevo intento de cometer genocidio contra los armenios de Karabagh.

Basta con decir que cientos de soldados y oficiales del ejército regular turco, entre ellos diez generales turcos participaron en las operaciones militares llevadas a cabo contra las fuerzas de autodefensa armenias. Y de nuevo, Turquía resultó perdedora en Artsaj, esta vez junto a Azerbaidján, convirtiéndose en un observador pasivo de las derrotas de Bakú en el período 1992/1994.

La injerencia turca en el conflicto de Karabagh y el abierto apoyo a Bakú en la guerra de Nagorno Karabagh, hizo que Ankara fuera más parte del diferendo que de su resolución. La participación turca en el conflicto incluyó los siguientes componentes: Amenazas de intervención militar, la presión por mostrar su poderío militar, la imposición del bloqueo energético y vial de Armenia, el suministro de apoyo militar a Azerbaidján, el desarrollo de iniciativas dirigidas a la formación de una coalición antiarmenia y el aislamiento informativo de Armenia y actuación de los grupos de presión en las organizaciones internacionales. (3)

Las continuas intimidaciones militares y los intentos de escalada del conflicto, el bloqueo de Armenia y los esfuerzos por aislarla desde la política regional e internacional, generan amenazas directas sobre Artsaj y Armenia.


Conclusión

Sobre la base de los hechos antes mencionados, podemos argumentar que Turquía se encamina hacia la resolución de la cuestión de Nagorno Karabagh (tanto histórica como contemporánea), haciendo que Artsaj fuera el nexo para la implementación de las políticas genocidas de los Sultanes, los Jóvenes Turcos, los Kemalistas y ahora los republicanos.

Por otra parte, el estado de Azerbaidján creado por la Turquía otomana ha adoptado el código turco de la ingeniería demográfica, es decir, resolver los problemas relativos a las minorías nacionales mediante la imposición de deportaciones forzadas o directamente cometer matanzas en su camino a la creación de un Estado-Nación “más segura". Turquía y Azerbaidján surgieron a partir del exterminio y el desplazamiento de los pueblos originarios, lo que inevitablemente les traerá nefastas consecuencias en el futuro.

Los tres intentos de genocidio contra los armenios de Artsaj, y las derrotas sufridas en manos de los armenios de Karabagh, deben constituir un claro mensaje a Ankara para que finalmente reconozca el genocidio cometido contra los armenios y muchas otras naciones durante la era otomana. El imperativo de reconsiderar lo sucedido puede dar paso a "cero problemas" con su propia historia y memoria, ya que la realpolitik no puede aplicarse a la crisis de identidad nacional que detenta actualmente el país. Para Turquía no hay otra alternativa.


Fuente: diarioarmenia