Lu Shao tiene problemas para caminar a causa de un desorden congénito, y en algún momento su problema puso en jaque la posibilidad de que siguiera con sus estudios ya que no había nadie que lo pudiese llevar todos los días a la escuela. Por eso es que Shi Ching se ofreció a cargarlo todos los días, un amoroso ritual que lleva cumpliendo desde hace ocho años. Y por si fuera poco, este chico es bastante discreto ante su proeza ya que no muchos saben lo que hace cotidianamente (sus padres se enteraron cuatro años después de que había comenzado a hacerlo). Por otro lado, no es difícil imaginar el agradecimiento que Lu Shao profesa hacia su amigo, a quien considera como “el rayo de luz que disipó la oscura nube”.




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